kittyrosse

domingo, 16 de mayo de 2010

Mi amigo del chat


Fue una tarde detrás de cualquier otra, nunca pensé que empezaba una nueva etapa para mí; siempre he sido contraria a estas pantallitas chupa cerebros que están tan de moda.

Pero aquella vez envuelta en mi soledad, tanto física como espiritual, necesitaba viajar aunque fuese con mi mente y ayudada por una absurda máquina, era mi billete al país de la ilusión.

Sin saber casi ni como y ayudada de unos estúpidos apuntes, entré en ese mundo virtual que no tiene fronteras, ni edad, ni raza, ni color, comencé a navegar como dicen en el idioma del ciudadano del mundo del siglo XXI.

Poco a poco me fui encontrando más cómoda, empezaba a disfrutar de cada página, como disfrutarías de cada paisaje desde la ventanilla de un tren..

Visité lugares de ensueño que nunca pensé que podría llegar a ver, ciudades encantadoras, museos apasionantes, países orientales, tribus del amazonas, resultaba envolvente tanta riqueza a través de esa pantalla de 30x30.

Y por qué no, también tuvo su debut el apasionante mundo del chat, gente de todo tipo y a cualquier hora, sin fronteras que separen a unos de otros, y dejándose llevar por su imaginación, cada cual se expresa de la manera que mejor entiende y cada uno lo entiende de la manera que mejor sabe.

El hombre del chat, mi amigo, mi compañero, mi confidente, una mezcla de sentimientos que ni yo misma entendía, me tenía ocupada todo el día.

Parecía una quinceañera soñadora e insensata que daba rienda suelta a su imaginación, solo pensaba en sentarme un ratito a charlar con ese desconocido que tanto me perturbaba el sueño y a la vez me complacía con su seductor modo de tratarme, incluso a estas alturas de mi vida me hacia sonrojar con tanta delicadeza, que me parecía sentir su respiración en mi cara como una ráfaga de aire fresco en una tarde de invierno.

Puede parecer absurdo que una persona llegue a necesitar tanto a otra sin apenas conocerla, sin haber intercambiado una mirada , un gesto, tan solo por lo que dice de si mismo y por una impresión fotográfica a veces un poco borrosa, en la que dejas ver solo lo que tú quieres.

Llegas a hacerte tan dependiente de sus conversaciones, que el día que enciendes esa maquinita y no está, es como si sintieses una presión en el pecho que solo con la madurez entiendes.

Dicen que es imposible sentir lo que siento por alguien que está tan lejos de mí, pero no es así, no esta lejos, esta ahí cada vez que pienso en él y cada vez que lo necesito.

Quería darle las gracias, por todos los momentos que me da y pedirle disculpas si me tomo atribuciones que no me corresponden, si le agobio con mis problemas y si le robo tiempo para con los suyos.

Gracias por escuchar y por hacerme sentir especial, poca gente tiene el privilegio de encontrar a alguien como él.

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